Como ya lo hicimos en nuestra newsletter anterior, y dada su alta prevalencia entre la población mundial continuamos indagando en la literatura científica para conocer el papel que desempeña el virus de Epstein-Barr en enfermedades de diversa índole.
Pensamos que es interesante que conozcas algunos estudios significativos en relación a este virus, cuyas conclusiones pueden ayudarte a la hora de diseñar la estrategia terapéutica para tus pacientes.
El virus del Epstein-Barr (EBV) desempeña un papel fundamental en la mayor parte de las enfermedades autoinmunes sistémicas. No está claro todavía si su influencia se produce al inicio de la enfermedad (por mimetismo molecular) o se debe a la naturaleza crónica de las infecciones por EBV.
Según concluye el artículo Epstein-Barr Virus y enfermedades autoinmunes sistémicas, publicado en Frontiers in Immunology, los estudios futuros deberían centrarse en la interacción de las proteínas y los ARN no codificantes del EBV, con las moléculas huésped, así como en el papel de otros virus relacionados con la infección por el virus de Epstein-Barr.
La infección por el virus de Epstein-Barr (EBV) en casos de tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves hace pensar en una posible relación de causa efecto en el desarrollo de estas enfermedades autoinmunes.
El estudio titulado La infección por el virus Epstein-Barr en el desarrollo de enfermedades autoinmunitarias de la tiroides, disponible en PubMed, apunta a que la iniciación de la tiroiditis autoinmunitaria podría comenzar con una infección latente del tipo III del EBV, asociada a la activación de ciertas células inmunitarias y la producción de citoquinas, lo que parece contribuir a la patogénesis de algunas enfermedades autoinmunes.
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