La Helicobacter pylori o H. pylori es una bacteria que se encuentra en la mucosa que recubre internamente el estómago. Es una bacteria común, presente en aproximadamente el 55% de la población a nivel mundial. Sin embargo, cuando se encuentra en grandes cantidades, genera una infección estomacal.
La H. pylori está relacionada con el desarrollo de gastritis, úlceras estomacales y, posteriormente, cáncer de estómago. Por ello, actualmente está reconocida por la Organización Mundial de la Salud como carcinógeno humano de Clase I.
Debido a una conciencia cada vez mayor sobre esta bacteria, las estrategias de tratamiento – algunas reales y muchas otras ilusorias – sobre como erradicar la infección por H. pylori se han multiplicado. Por ello, el desarrollo de estrategias orientadas a reducir la prevalencia de la infección por H. pylori, así como el consiguiente riesgo de cáncer, es de suma importancia.
Actualmente no existen vacunas contra esta infección y no se espera ninguna en un futuro próximo. Sin embargo, se han desarrollado fármacos como el metronidazol, el omeprazol, la claritromicina y los inhibidores de la bomba de protones, los cuales forman parte de terapias farmacológicas eficaces para quienes pueden permitírselo (por ejemplo, residentes de países industrializados). No obstante, la farmacoterapia no resulta una estrategia de tratamiento factible en ciertos países debido a complejas consideraciones económicas, sociales y logísticas; por lo que las personas infectadas no reciben el tratamiento adecuado.
Asimismo, existe otro problema con el tratamiento basado principalmente en antibióticos, y es el desarrollo de resistencia al fármaco. Esta preocupación es considerable y las bajas tasas de erradicación en muchos estudios, tampoco ayudan. Por ende, resultan necesarios tratamiento capaces de evitar, o por lo menos disminuir la colonización de esta bacteria.
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