En la inmunidad adquirida, los glóbulos blancos llamados linfocitos (B y T) encuentran a un invasor, aprenden cómo atacarlo y lo recuerdan para atacarlo más eficazmente la próxima vez que lo encuentren. La inmunidad adquirida tarda en desarrollarse tras el primer encuentro con un invasor nuevo, ya que los linfocitos deben adaptarse a él. Posteriormente, la respuesta es rápida. Los linfocitos B y T colaboran para destruir los invasores.
El cuerpo cuenta con una serie de defensas que incluyen:
Barreras físicas:
La primera línea de defensa contra los invasores consiste en barreras mecánicas o físicas:
- La piel
- La córnea de los ojos
- Las membranas que recubren las vías respiratorias, digestivas, urinarias y del aparato reproductor.
Mientras estas barreras permanezcan intactas, muchos invasores no pueden penetrar en el organismo. Si alguna de estas barreras se rompe (por ejemplo, quemaduras o incluso cortes leves en la piel), aumenta el riesgo de infección. Además, estas barreras están protegidas por secreciones que contienen proteínas llamadas enzimas capaces de destruir bacterias. La sudoración en la piel, las lágrimas en los ojos, el moco de las vías respiratorias y digestivas o las secreciones vaginales son ejemplos de:Glóbulos blancos – Moléculas como los anticuerpos y proteínas del complemento – Órganos linfoides
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