Seguramente te ha pasado alguna vez, que ha sucedido algún evento en tu vida, que te ha hecho ver las cosas de manera distinta, dile un cambio de realidad, un cambio de creencias sobre algún tema en particular…. A mí también me pasó…
A mis 23 años, tenía una vida bastante buena, estaba empezando mi carrera profesional como fisioterapeuta, y además comenzaba un máster sobre Psiconeuroinmunología. Unos estudios, que más adelante me supusieron un cambio en mi vida….
En aquel entonces, estaba entrenando atletismo, con el sueño de alcanzar los campeonatos de España. Cumplir ese objetivo, suponía entrenar 2-3 horas al día, 6 días a la semana. Pensarás que son demasiadas horas de entrenamiento, y es posible que tengas razón, pero tú y yo sabemos que la motivación de cumplir un sueño mueve montañas.
En aquel entonces no era consciente de mi salud, comía más o menos saludable pero sin darle mucha importancia, dormía pocas horas, e iba muy estresado con el trabajo, estudios, conflictos con algunos amigos… Pensaba que nunca tendría un problema de salud, me sentía como Superman, imbatible.
Pero un día, la vida me dio un golpe de realidad. El sueño de participar en unos campeonatos de España que vivía con tanta ilusión, se vio apagado.
Era un lunes por la tarde, yo estaba entrenando como tocaba aquel día, y de golpe, empecé a sentir un dolor en mi rodilla derecha, al principio no le hice caso, pero después, el dolor fue agravándose… Cada día que pasaba, podía hacer menos ejercicios en el entreno, hasta que al cabo de unos 10 días, mi rodilla no me dejaba entrenar, e incluso no podía caminar de manera correcta. El dolor era violentamente intenso.
A partir de entonces empezó mi calvario, si has sufrido o sufres dolor crónico, sabrás a que me refiero. Sentía rabia porque mi sueño se alejaba, sentía miedo porque no sabía cómo podría encontrarme en un futuro, en aquel entonces sólo tenía 23 años. Me entristecía intensamente pensar que no había nada que hacer, los médicos me dijeron que era un desgaste en el cartílago de la rótula de la rodilla derecha y que no había solución. No terminaba de sentirme comprendido por mis amigos y mi familia…
Si que es verdad que había días que me encontraba mejor, y esto me animaba, y me daba esperanza, pero al día siguiente volvía el dolor, y con él, la cruda realidad. Me sentía impotente porque el dolor me quitó lo que más me gustaba hacer en esta vida, practicar el atletismo. Ya para rematarlo, me etiquetaron mi dolor como crónico, creyendo desde entonces, que lo sufriría toda la vida. Quizás tu estés, o te hayas encontrado en una situación similar a la mía, y entenderás perfectamente de lo que te hablo.
Sin embargo, como te he dicho al principio, tuve la suerte de empezar unos estudios en Psiconeuroinmunología. En este máster entendí cómo funcionaba el dolor y seguidamente, descubrir que terapias podía usar para mejorar mi dolor crónico.
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