Quizás la emoción no exista… solo el recuerdo y la experiencia, aquello que le da sentido a lo vivido y se condensa en el proceso emocional individual. Ese con el que interaccionamos con el mundo y con nosotros mismos de forma única y personal. Un proceso evolutivo que nace, literalmente, antes que nosotros; que se construye de abajo arriba, desde la historia y la biografía, desde el cuerpo y la biología y desde el comportamiento, las relaciones y la psicología.

El estrés, la ansiedad y las experiencias traumáticas cortocircuitan el mecanismo de las emociones, escritas en nuestro sistema inmune, nuestro cerebro y nuestra memoria celular. El proceso emocional esculpe nuestro mármol a través de la fisiología, determina el sendero de desarrollo personal y nos brinda la oportunidad única de experimentar la belleza, la plenitud y el amor.